LA
APARECIDA
Este es un espanto con forma de mujer que aparece a los viandantes
en medio de la noche sin previo aviso, a lo lejos se ve la figura de una mujer
que persigue a la víctima, por lo regular hombres (no he escuchado una sola
historia de una mujer atacada por este fantasma), or mucho que la víctima
camine rápido, corra, cruce calles, salte charcos, etc siempre permanece la
figura a la misma distancia y sin apariencia de haberse movido, por lo regular
la distancia es de una cuadra, a veces un poco más, nunca más cerca.
Lo mejor que puede hacer la víctima es irse a su casa y encerrarse
sin mirar atrás, por eso mismo en el momento mismo en que se abra la puerta de
la calle, en el suspiro de saberse salvado y sin aún poner el primer pie dentro
de la casa, lo peor que puede hacer la víctima es girar para ver si aún está
ahí porque en ese momento la distancia de una cuadra que separaba el espanto de
la víctima desaparece en un solo instante y la aparecida salva la distancia y esta
emerge cara a cara con la víctima que cae desmayado inmediatamente con una
fiebre que le dura varios días.
Esta tipo de historia es frecuente aún en los países
industrializados en los que, supuestamente la idea de fantasmas y apariciones
fue reemplazada por la razón. Cada historia varía según el lugar y el
espectador, puede ser una novia, una monja o simplemente una mujer que se
conoce en una fiesta.
Por muchos es conocida la historia de la mujer de la carretera al
muelle de Puerto. Se aparece en medio de la nada, pide chance y, aún cuando uno
no la recoja, aparece en la parte de atrás del carro de manera inmediata. Dicen
que es una mujer que se iba a casar pero murió en un accidente en esa carretera
pero nadie sabe realmente qué sucedió.
De igual manera es clásica la historia de la monja que toma un
taxi para que la lleve a una funeraria, al llegar, se disculpa con el taxista
porque no tiene dinero, le dice que la espere para buscar el dinero del pasaje.
El conductor, al pasar tiempo y no regresara la monja, entra a la funeraria y
la busca por todos lados sin fruto alguno. Empujado por la fuerza de la
multitud se da de frente con el ataúd donde reposa el muerto. Un soplido
infernal le pone de gallina la piel cuando se da cuenta que quien está en el
féretro es la monja.
Estas historias, como ya dije, pululan por el mundo, sea en el
campo o en la ciudad, se entremezclan con la memoria cultural del ser humano,
sin embargo, no existen muchos estudios sociológicos sobre el mismo. Estas historias
son asumidas como alucinaciones productos de mentes débiles y a quien lo
estudia como personas sin un real oficio.
Si bien para la antropología existe el “animismo”, es tomada como
una etapa inicial y fácilmente superable por los pueblos primitivos. A pesar de
esta posición irónicamente la historia del ser humano parece imbuida
constantemente por las apariciones y los fantasmas, por ejemplo en la edad
media son elementos esenciales de la cultura popular y hacia el siglo XIX el
interés por las apariciones y métodos de comunicación con el más allá se hace igualmente
popular pero esta vez dentro de una élite noble e intelectual.
De las páginas consultadas quizás la que más me llamó la atención
y que recomiendo para una lectura e inicio en el estudio de este tema es http://www.taringa.net/posts/info/3827538/El-espirutu-del-fantasma.html,
otra página interesante o, por lo menos, seria, es http://www.alipsi.com.ar/e-boletin/e-boletin-psi-vol1-N3-septiembre2006.htm
En el caso de la aparición paranawense, tenemos que en realidad no
se puede decir que es una aparición de una persona muerta puesto que no es
reconocible ni sus rasgos ni mucho menos su identidad. Jamás he escuchado que
haya sido por pasar por el cementerio, la iglesia o por algún lugar donde haya
habido un accidente. De alguna manera parece una variante de la “llorona”
porque su aparición genera efectos similares, desmayo instantáneo y fiebre de
varios días, pero no tengo elementos suficientes para decirlo. Esto la hace
interesante porque de igual manera la relacionaría con las apariciones del
niño-demonio o la bola de fuego, es decir, no es una muerta es un demonio que
viene a atormentar a los vivos pecadores.