Te he convertido en un fantasma,
rondas mis idas y venidas,
habitas ese gran castillo,
que se perfila al fondo
de los montes de mis sueños,
lleno de hechiceros, y brujas,
princesas encantadas y bravos caballeros,
donde la luz de las antorchas iluminan
antiguos manuscritos que exhiben daños
innombrables, luces de hadas y garras
de trasgos.
Moras ese gran castillo derruido,
antiguo y perdido,
rodeado de plantas y espinas,
que no puede ser destruido
porque en él anidan leyendas y magia antigua,
porque está lleno de pasadizos secretos y
puertas falsas, de mazmorras ocultas y
esqueletos encadenados.
Pero todo es pasado, nada es presente,
sus múltiples espejos mágicos hace siglos
no muestran un verdadero rostro humano,
nadie camina por sus pasadizos,
solo los recuerdos,
nadie vive en él,
salvo la memoria.
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