viernes, 16 de noviembre de 2007

Identidad? cuál?


Pertenezco a una raza diferente. Nos han colocado muchos nombres y ni siquiera nosotros mismo conocemos nuestra real procedencia, nuestra historia se entrelaza con la historia d elos demás, no existe lugar del mundo donde no tenga un padre o una madre. No existe sociedad o cultura que no cobije de alguna manera mis ideas y no haya moldeado mi personalidad. Mi piel no es oscura ni tampoco clara, los tambores resuenan en mi pecho y las cítaras en mi alma. Mi mujer es igual a mi tan parecida a todos que no sabemos quienes somos nosotros mismos. Soy un mal llamado latino, soy sincrético es lo único que sé.
Hace poco encontré que en una región del país en que nací, soy de “nacionalidad” colombiana, una colcha de retazos donde no hemos tenido tiempo de saber dónde estamos y ya pretendemos creer que sabemos donde están los demás. Como iba diciendo en una región de mi país, el Quindío para ser exactos hace poco con respecto al momento en que escribo esto, el secretario de cultura del Departamento (que viene a ser algo así como una provincia), decidió que debía escogerse un símbolo escogiendo el Jeep Willys porque, en palabras que yo escuché puesto que lo ví en la televisión, “teníamos que escoger lo más auténtico que tenemos y el jeep lo es”1.
Y, claro, yo se lo creo. Yo le creo que un aparato que fue diseñado y creado en otro país diferente al nuestro es lo más propio que tenemos. Ya sé que van a decir algunos de mis compatriotas que el pasillo, el vallenato, el bullerengue, el sombrero vueltiao, y muchas cosas que nos muestran los medios de comunicación forman parte de nuestra identidad. Es cierto que forman aprte del acervo cultural que nos rodea pero todo, absolutamente todo lo que mencionado y las que he dejado de mencionar son simplemente reuniones de diferentes culturas, algunas de ellas arrasadas y desaparecidas por otras para generar algo que no es ni una cosa ni otra.
No piensen que soy fatalista, ni pesimista, simplemente creo que nos hace mucha falta en un mundo en el que existen naciones con miles de años de cultura, ojo que no he mencionado el folclor por el simple hecho que no creo en él, nosotros que a duras penas tenemos menos de doscientos de república y mucho menos de una “estabilidad” que permita iniciar cualquier proceso de formación.
Qué piensan ustedes de un presidente que simplemente cambia un carriel (objeto usual de Antioquia) por un sombrero vueltiao por el simple hecho de cambiar de región? Él es una muestra perfecta de un colombiano y, por extensión, de un latino.
Quizás un mexicano con sus años de luchas intestinas que culturalmente generan las rancheras y corridos, que digan lo que digan es una mezcla de música europea con sentimiento indígena pero no es ni una ni otra, o un argentino que dependiendo el sector es un pampero o un descendiente de italiano se levantaran a querer darme una bofetada. De pronto un peruano con su historia española de destrucción de las grandes tribus incas permitiendo la supervivencia de aquellas que fueron sometidas por estos va a querer mostrar en mis narices a Machu Pichu.
Yo también me siento orgulloso de todo esto, pero no dejo de pensar que no somos nada en particular, nada más en Bogotá existen grupos que tocan música totalmente diferente a la “nuestra” y en Barranquilla se habla de vallenato cuando este es de Valledupar y la salsa antillana es más cercana a la forma de ser de un costeño.
Por todo esto y por más insisto en que apenas estamos en una formación que es ardua, que es peligrosa y que no tenemos real idea para donde va. Por eso simplemente digo soy sincrético nada más.

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