Estás dormida
mientras la ciudad se despierta
y entonces una mano imprudente
recorre tus golfos inexplorados.
Estás dormida
y yo me encuentro a tu lado
tan lejos y tan cerca
que me odio de no darte un beso.
Yo, aquí despierto,
te siento sin verte
sin querer sentirte
porque entonces la lluvia
que embarga mi alma
se desbocaría en tormenta.
Estoy aquí, despierto,
y tú allí sueñas
sola, sin mí.
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