Trueno en los ojos,
profundos lagos oscuros
sin dama que los habite
Un millón de sedas
danzan al aire
sin fe ni concierto
no siguen al viento,
él las persigue inútilmente
Trueno en el suelo,
vibrante en cada golpe,
sacude la tierra
Una y otra vez
En sus costados,
placas de plata vibrante,
inquietas,
pequeñas
geografías que constantemente
cambia formando
valles, montañas, ríos.
Adelante compuertas
inagotables, diques
de oxígeno
tragando vida
sin cesar
Al final, un látigo certero
enhiesto en la carrera,
inquieto en el descanso,
Trono de guerreros.
Fuerza de campesinos
Compañía de hombres.
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