sábado, 11 de septiembre de 2010

FRACASOS INC (parte1)

"Muerta la amistad sabe igual que el fracaso"

El otro maestro

Esta semana la comencé viajando, casi que me voy de la casa con un pequeño resquemor pero un sabio beso de mi mujer hizo que esa nimiedad[1] desapareciera. Viajando a través de paisajes re – conocidos pero siempre nuevos, veo a través de la ventanilla del autobús los verdes mangos o los plátanos inmortales, niños saliendo de colegios rurales vistiendo el mismo tipo de uniforme en todo el país, increíblemente usándolo de la misma forma, los pelaos camisa por fuera con cierto aire de suficiencia que nadie cree, ellas, las pelás, con una media arriba y otra abajo y un sentido de cierta sabiduría que apenas están aprendiendo a reconocer dentro de sí.

En fin, viajaba viendo a mi país con sus bellezas inmemoriales que no pueden ser derrotadas por todos los intentos de la politiquería y entonces dejé que mi mente vagara sin determinación alguna y pegara saltos de pulga mentales sin ningún objetivo real. De esta manera, no recuerdo como, empecé a evocar aquella conferencia nacional leo en que me lancé para vicepresidente nacional, en ese momento mi razonamiento era implacable: era costeño, de hecho pertenecía originalmente al F2[2], incluso había sido presidente de ese distrito, en segundo lugar en ese momento era tesorero nacional amigo del presidente del momento; por otro lado vivía en Bogotá y formaba parte del F3, distrito central del múltiple, es decir, manejaba en teoría los dos grandes polos. Ante eso consideraba que la elección era una simple formalidad-

Inicialmente convencí a los miembros del F3 para que me dieran su aval para mi candidatura, una vez hecho esto y en una conversación con los socios presentes creí asegurarme los votos de mi club de origen; en medio de la “liza electoral” pronuncié un discurso mediocre, inventado en el momento pero que contenía todos los elementos formales para ser tomado como tal, cuando recordé el fragmento más criticado de mi discurso: “Las aguas del mar mojando mis pies”[3] sentí otra vez la ola de ridículo y rabia que atacó mis mejillas. Llegó el momento de la votación y fracasé…; no era mi primer fracaso debo confesarlo, pero sí me dolió, sobre todo porque dentro de mi siento que me negaron la posibilidad de terminar mi carrera leo con un cargo honorífico que puede que no me lo mereciera pero que no le hacía daño a nadie ayudarme a conseguirlo. Los votos que me faltaron fueron los provenientes de mi distrito de origen, de mi club de origen, ellos, los que me conocen desde siempre, desconfiaron de mi, mientras los recién llegados en mi vida me dieron su apoyo. En realidad no les guardo rencor pero siempre he querido saber por qué pasó eso, nunca he tenido el valor de preguntarle a ninguno de ellos pero sí me queda la duda.

Este fracaso me hizo recordar otros, como mi fallida experiencia como video cineasta o, como decía Tino, “acercamiento al lenguaje del cine a través del video”. En mi pueblo me reunía con un grupúsculo de intelectualoides que en medio de la euforia del alcohol podíamos dirimir la más abstrusa teoría semiótica de Eco o cualquier posición sobre la estética y cómo esta es asumida por el ser humano, asombrándonos de paso que las grandes academias no hayan oído hablar de nosotros para entrar a resolver los problemas del arte contemporáneo y sus significaciones.

No recuerdo quién, ni cómo, ni cuando, pero, aprovechando la existencia de un canal seudo público se propuso la idea de grabar una historia, obviamente después de “haber aprendido a mirar cine”, deconstruyendo en el trayecto el placer de ver las películas y convirtiéndolo en un tour de forcé debiendo identificar cada plano de la historia, sus significaciones dentro de la misma, fallos, aciertos, etc.

Al momento de escoger una historia nos decantamos por una medio oscura que trataba sobre un barbero asesino[4]. El guión fue hecho por uno de nosotros, de incorporación reciente para la época pero que tenía experiencia en la construcción y elaboración de documentales.

Como siempre, no crean que esto que les cuento sucedió de un día para otro, la cosa se retrasaba y a nadie le importaba, bueno a Tino sí pero tampoco hacía nada. Un día Elkin llegó con el guión terminado[5] y de algún modo comenzamos el asunto. A pesar de los problemas que teníamos y que seguirían saliendo hasta el final de la grabación, éramos felices, tener en las manos una cámara, aprender sobre lumens, flers, iris, etc era absolutamente inefable, en general nos sentíamos como niños de prekinder con licencia para portarnos como universitarios, todo era nuevo hasta para Tino que tenía conocimientos de fotografía y para Elkin que ya tenía experiencia, como ya lo dije, con documentales, grabábamos y después consumíamos ingentes cantidades de alcohol, éramos la crema y nata de la intelectualidad de un pueblo perdido de un país tercer mundista.

Corríamos a equiparar nuestras ideas a las más avanzadas de la estética contemporánea pero mendigábamos dinero a políticos, tenderos, comerciantes que en general pretendían, en el mejor de los casos, entender lo que decíamos y, en el peor, no se molestaban en pretender hacerlo simplemente, si querían aportar, era para poder decir que nos habían financiado y que ellos casi que eran mecenas del arte. Definitivamente éramos los nuevos sabios[6] de nosotros saldrían los nuevos directores, actores, guionistas en resumidas cuentas era el nuevo cine no solo de nuestro país sino del mundo entero, basta ya de temas trillados como la guerrilla y el narcotráfico, éramos los “Nuevos Hombres” destinados a señalar el rumbo de la humanidad!

Perdón me emocioné un poco, mejor sigamos…

Mi intervención anecdótica digna de una antología del fracaso sucedió cuando, al grabar una escena el actor encargado no llegaba, nos enteramos que se encontraba borracho en un estadero y, teniendo en cuenta que no le pagábamos, como a todos pues nadie recibía un peso, nuestras recriminaciones a él no pasaron de asombrarnos y preguntarnos cómo era posible que Álvaro dejara pasar de largo el tren de la gloria del que nosotros muy humildemente le habíamos cedido un puesto. En todo caso:

  1. Los equipos eran prestados y los teníamos por tiempo limitado.
  2. La escena era considerada importante dentro de la trama[7]
  3. Ergo, teníamos forzosamente que grabar, así que debíamos superar el problema

Y entonces se me ocurrió, lo que siempre se ha tomado como una genialidad mía, y que ahora confieso que no lo fue. Un tiempo atrás había visto una película protagonizada por Michael Douglas, el nombre del filme se me escapa ahora, en ella hacía de un productor de Hollywood que uno de sus primero trabajos era producir una película sobre gatos espaciales pero sin dinero para efectos especiales entonces decidió “mostrarlos y no mostrarlos” el filme se repletó de tomas, de garras, dientes, ojos gatunos que salen de la oscuridad y ya. Eso le generó un mayor suspenso y una gran economía en el presupuesto, conté la idea obviando sin ninguna intención lo de los gatos espaciales (creo) lo que al principio pareció una simple salida en falso se convirtió, para Tino por lo menos, en una de las escenas que les daba más sentido a la película. Puede que Tino tenga razón eso queda a juicio de cada quien pero, eso sí, no fue mi idea no soy un genio. Listo ya lo dije.

Después de chascos como estos y otros peores al fin logramos terminar y editar “El barbero”. Un amigo nos hizo el “favor” de incluirlo, a su nombre claro, en la muestra de video joven de la Universidad del Norte donde, oh sorpresa, gano premio como mejor video argumental[8] el dinero del premio, la parte que nos correspondió porque de todas formas había que “agradecer” a nuestro amigo, fue sabiamente invertido en comprar ginebra, Gordons claro, y nos emborrachamos festejando el que era el primero de muchos reconocimientos.



[1] Nimiedad ante lo importante que es nuestra relación.

[2] Uno de los distritos con mayor votación en el país.

[3] Figura desafortunada porque mi pueblo no queda a orillas del mar y, aunque queda a escasos 15 minutos, pasa realmente mucho tiempo para que mis pies sean mojados por el mar.

[4] No la de Swenny Todd, película esta que he evitado de manera consciente a fin de evadir que se me active la hormona del fracaso presente en mi organismo y no caer en la tentación de pensar hacer un remake de “El barbero”

[5] El que por cierto terminó despedazado con lo que al final salió era muy diferente a lo que ese día nos mostró Elkin.

[6] El Grupo Barranquilla redivivo en Baranoa, Ja!

[7][7] Con tan pocas escenas creo que cualquier escena de “El barbero” era esencial, esa sí era una de sus particularidades y verdaderas genialidades no superada fácilmente por cualquier película.

[8] Superando a Adolfo X la sensación del momento.

1 comentario:

cabe dijo...

...ahhh, bellos momentos.

Buscador

Google