miércoles, 22 de septiembre de 2010

Fracasos Inc. (3a parte)

Desde pequeño tengo el vicio de la lectura, en mí no es una figura retórica es una realidad, junto con el alcohol y el cigarrillo tengo el vicio de la lectura, o más bien de saber historias, no puedo soportar no saber cómo termina una historia, he pasado años buscando un libro o libros específicos para saber cómo termina la historia contada por su escritor. Con esto como referente era apenas lógico que en algún momento se me ocurriera ser escritor, recuerdo que cuando tenía diez años si me preguntaban qué quería hacer cuando grande respondía que premio Nobel como si eso fuera una profesión y no un premio, una carga o una maldición[1], no por Gabo, que para esa época ganó el nobel, sino a pesar de él.

Acá hago una de las últimas confesiones que me tocan en esta oportunidad. Me gusta Gabo, en algún momento quise escribir como él y me parece uno de los más grandes escritores de la historia de la literatura. Bueno, el problema con él es que es costeño y se convierte en un paradigma , entonces mejor hacerle el quite “oficial” y sacarlo de una, de taquito, para no seguirlo una y otra vez para encontrar que en mí no funcionan las mariposas amarillas porque desde pequeño las veo y no son algo extraño y misterioso, bello y hermoso sí pero eso es otra cosa, no me extraña en lo más mínimo que un enjambre de mariposas sigan a un hombre, a un perro o a un gato o cualquier cosa que pase a través de ellas; por otro lado no encuentro nada extraño que a alguien se le olvide el nombre de las cosas y las escriba para no olvidarlas, en mi caso mi abuelo paterno hacía eso y uno podía esculcar mientras dormía los bolsillos de su camisa para encontrar cosas como “Shakira es Barranquillera”, o “Colombia ganó”, nombres como “Osvaldo Ríos”, o hechos como “hoy (sin fecha) nació la hija de César”, y, debo decir, mi abuelo nunca leyó a García Márquez y mucho menos escuchó sobre “Cien años de Soledad”, creo que se hubiera reído de alguien que intentaba hacer pasar como realismo mágico algo que solamente es realismo (y mejor ni hablarles de mi abuelo materno porque entonces decaería totalmente la idea de la existencia de un boom latinoamericano)[2].

Con lo anterior quiero decir que mi realidad es la misma que muestra Gabo pero yo no soy él por lo que sería bastante tedioso e infructuoso intentar seguirlo, preferí, como ya dije, el ataque rastrero de detestarlo “oficialmente” y punto. En todo caso un día me tropecé con Borges y Tolkien y los dos me enseñaron mundos escondidos dentro de este mundo y decidí que ese era mi camino.

Cuál fue el resultado? Pues llevo más de veinte años escribiendo una “gran obra” y todos los escritos reunidos no llegan a formar ningún cuerpo relativamente coherente y mucho menos inteligible. Utilicé muchos métodos, hice planos, estructuras, cuentos (no muchos pero sí algunos), pensé que la historia poco a poco se iría formando pero todo infructuosamente; aún sigue todo en mi cabeza sin que pueda verterse en la realidad. Definitivamente no soy escritor.

Quería, a través de mis escritos, “iluminar” la realidad para mostrar aspectos desconocidos de la misma en la búsqueda de un hombre diferente. Muchas palabras para poca acción, mucho tiempo después, desde un correo infausto, alguien me acusó de no tener un universo propio yo, ahora, me río de eso, universo?, tengo es más es un multiverso, lo que no tengo es la capacidad real de volcar eso en algo realmente útil y mucho menos en una historia, solo una.

Por eso me escondí en mala poesía, es decir, empecé a hacer mala poesía simplemente con el pretexto que “la poesía contemporánea no necesita rima, el ritmo del poema está dentro de sí mismo sin necesidad de una camisa de fuerza”, cosa en la que creo en verdad pero que, por lo menos en mi caso, es una excusa para no esforzarme y no desnudar mis falencias en rima y métrica, bueno igual con ese razonamiento llegué a la otra excusa, que en manos de Borges no fue ninguna excusa pero en las mías sí, “un escritor no escribe para los demás sino para sí mismo”, como se puede ver me armé de un verdadero arsenal conceptual para defender mi cobardía y mi falta de talento al momento de cristalizar las ideas que me taladran la mente.

De todas maneras no es que tenga muchos poemas, si acaso para llenar, mal llenado, uno o dos libros de poemas de esos que revenden en la Iglesia de san Nicolás y que nadie compra porque nadie conoce al escritor y tampoco lo piden en un colegio, eso será, pienso, lo más cercano a una librería de verdad a lo que puedo aspirar.

Llevo ya casi dos días escribiendo esto[3], y a mi mente me llegan otras cosas, como por ejemplo el fallido intento de dirigir la Casa de la Cultura o el bochorno de haber sido presidente del Concejo Municipal de Cultura, por poner dos ejemplos nimios, quizás otro día escriba sobre ellos más como depuración del espíritu que otra cosa, hoy no, lo que me punza el pecho es reconocer de manera cristalina y sin ambages qué producen estos fracasos, será que uno tiene un gen del fracaso o algo así? No lo creo, eso se da en mí no en otros, miremos a Tino ahora tiene un apartamento en Barranquilla y, me imagino, viaja a Bogotá cada vez que puede, está a punto de pensionarse así que tendrá todo el tiempo y el dinero que necesite para hacer lo que desee, le falta un nieto que sé que en algún momento vendrá de algún lado así que no creo que los fracasos en los que nos envolvimos sean su culpa.

Juan, por otro lado, ahora vive en Chile, con su mujer y su niño, creo que ya tiene lo que nunca tuvo acá, independencia económica, eso se deja entrever de sus mensajes, y aunque parece extrañar su tierra no le va mal allá, tiene nuevos amigos y continúa con los viejos, no creo, a pesar de que se diga lo que se diga, que él sea responsable de lo vivido.

Por último David, bueno David es un caso especial, pero miremos, se dio el lujo de escoger donde trabajar, ya tiene dos niños y una niña y, aún así, sigue viviendo como si tuviera 20, eso es un logro digo yo.

En cuanto a mi familia hay de todo, como cualquier familia, está el vivo y el bobo, está el que no le importa hacer las cosas chuecas y el que las detesta, pero de todas formas no hay una tendencia en mi familia para pensar que tendemos al fracaso.

En fin, no tengo ni debo echar la culpa a nada ni a nadie. Siempre pensé, y creo que aún lo pienso, que debo ser “descubierto”, o sea, que alguien se de cuenta de mi gran “talento”, de ahí mi arrogancia, de la íntima convicción que podía ser mejor que muchos con menos talento que yo pero que ahora se encuentran en una situación social y económica mejor que la mía. Siendo franco, una de las últimas confesiones de este escrito, el responsable soy yo, mi falta de disciplina, mi incapacidad de ordenar nada dentro de mí mismo, soy un rompecabezas una verdadera empresa del fracaso que está irónicamente a cumplir su objeto social, fracasar. En todo caso de alguna manera no me arrepiento porque no se puede hacer nada con el pasado, además, esos fracasos me han dado los momentos más caros y felices de la vida[4], por lo menos, pienso, que me han llenado de buenas historias, por lo menos de historias, y de experiencia para mis hijas eso es bastante porque ellas son mi triunfo, el único válido y la única gloria verdadera; aunque algunos no me crean no extraño amanecer, aunque sí extraño hablar con mis amigos, prefiero mostrarle a ella los colores del amanecer desde la ventana de nuestra casa, un día cualquiera que no tenga que ir al colegio o a la universidad, no extraño las discusiones en reuniones interminables, prefiero enseñar la “pe” y la “a” y como suenan si uno las repite. Sé que debo terminar esto antes de volverme cursi[5] pero no sé cómo hacerlo así que hago lo mejor que sé hacer… dejar todo y ya. , veo a través de la ventanilla del autobús los verdes mangos o los plátanos inmortales…



[1] No crea que no me encantaría estar maldito de esa manera pero no es de negar que muchos de los nobel hasta allí llegaron y los que no lo recibieron han tenido un aura interesante de antinobel que los hizo aún más atractivos. Yo no gozo de ninguna de las dos posibilidades.

[2] JEJEJEJEJEJEJEJE

[3] El primer borrador porque el siguiente borrador y su transcripción me ha llevado casi un mes.

[4] Superados solamente por un viernes en mi bar donde una hermosa mujer traspuso el umbral del bar y de mi vida y un miércoles en la que otra mujer me miró por vez primera y sentí nacer otra vez.

[5] Debo reconocer de todas formas que en varias partes de este escrito dejo mucha sensiblería y mucha cursilería por ello no hay que agregarle más.

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