lunes, 26 de febrero de 2007

HUIDA


“Le dan una pequeña delantera y después galopan tras él persiguiéndole en tropel”. Eso fue lo que nos dijo el jefe antes de soltar el prisionero. Yo me quedé mudo, nunca antes había participado de una de las cacerías de Maan; los demás muchachos parloteaban como siempre, para ellos era igual que cuando salíamos a cazar venados, yo tomé mi cuchillo de caza y comencé a engrasarlo, eso siempre me tranquilizaba.
Los soles ya acababan su recorrido cuando se nos acercó el ayudante del jefe.
- Hey Delarter! Ven acá.
Me levanté y me acerqué donde estaba.
- Esta es tu primera vez así que te toca ir adelante, va a estar armado así que ten cuidado, puede que te toque la suerte de ser el que lo atrape o ser el que reciba la primera flecha, eso lo decidirán los dioses.
No pensé que partiríamos de noche, no dije nada y recogí mi arma. Todos nos dirigimos como rebaño hacia la plaza principal, en él se encontraba el sacerdote vestido con una túnica roja, mientras terminaba de hacer el sacrificio ritual, el jefe se encontraba a su lado con el cuerpo pintado de rojo, después comprendí que era sangre, solo estaba vestido con un taparrabo, le miré los ojos, se encontraban encendidos, no era el jefe al que estaba acostumbrado a ver.
- ¡Hoy es el día para adorar a Maan Tury! ¡Ustedes van a ser bendecidos al participar en esta cacería! ¡Son representantes del Señor de todos los Señores! ¡Son divinos!.
Hizo pasar al frente a un muchacho, al que se le veía el miedo transparentarse desde cada uno de sus poros, el sacerdote se acercó a él y le impuso un tocado ritual hecho con plumas rojas y amarillas, ese era el distintivo, si se lo quitaba lo mataban así hubiera logrado sobrevivir a la prueba.
- Eres afortunado, o te conviertes en la comida de un dios o te conviertes en dios. Tienes hasta la mañana para sobrevivir, cuando el último sol se oculte saldremos a buscarte, a cinco faerts de aquí[1] encontrarás cinco armas, un hacha de doble filo, una espada corta, una lanza, un arco con su carcaj y una maza, toma una y solo una, si tomas otra a pesar de que logres sobrevivir te sacrificaremos pero no en honor a Maan sino para que tu alma se pudra en los pasadizos de Akus. ¿Entendido? Si logras estar vivo a la subida del último sol para el día de mañana tendrás tu libertad y dinero suficiente para que puedas vivir donde quieras, también puedes intentar matarme y te convertirías en el jefe, eso puedes decidirlo tú, el tiempo empieza a correr en estos momentos así que ¡vete!
El hombre miró con miedo a todos los que lo rodeábamos, hasta ese momento habíamos sido amigos, habíamos luchado, sembrado y cazado juntos desde hacía tiempo, pero en la rueda de Tury había caído sobre él la bendición, o maldición, de convertirse en el alimento de Maan y yo me había ganado el derecho a convertirme en hombre. No lo lamenté, alguien tenía que ser y, a pesar de que podía convertirme en jefe de la aldea prefería únicamente tener la oportunidad de ser tratado como un hombre y ya no tener que reunirme en la cabaña de los niños para recibir el alimento, aparte de ello ya había visto que mis miradas a Kova eran correspondidas y solo un hombre podía desposarla.
Ya el último de los soles se ocultaba y todos nos reunimos alrededor de los caballos, alguien comenzó a repartir teas, lo primero que íbamos a hacer era ir al vado de Sible para verificar cual de las armas faltaba además, era el paso lógico que tenía que hacer, que cualquiera hubiera hecho.
Corrimos hasta el vado y encontramos que no faltaba ninguna, el ayudante del jefe nos reunió, dejó a dos de nosotros vigilando las armas y el resto se dispersó buscando al objetivo.
Pareciera que Maan estaba de parte mía, me quedé junto con Daert a cuidar las armas, Daert era amigo mío de la más tierna infancia, había podido convertirse en hombre un año antes que yo y sin embargo no dejaba de buscar mi compañía.
- Del. Quedémonos quietos los dos, hagamos turnos de dos horas cada uno, si aparece podremos ser héroes sino, pues, no habremos arriesgado nuestro pellejo. ¿No te parece?
Asentí, me parecía que era justo, éramos los más inexpertos así que muy probablemente nos convertiríamos en estorbo para el resto. Después de dos turnos la noche se había convertido en amodorrante así que cuando Daert me suplió lo agradecí de todo corazón. Comencé a soñar con Kova, con sus pechos anhelantes y sus labios que parecían como hechos con piel de durazno cuando sentí una fuerte presión sobre mi boca, pensé que Daert me jugaba una broma pesada pero cuando abrí los ojos y vi el cuerpo de Daert con un gran hueco en la cabeza por el que se salían los sesos me di cuenta que habíamos caído en una trampa.
Frente a mí estaba el Finazámaany, es decir, el sacrificado a Maan, me amenazaba con la espada de Daert. No moví un solo músculo, él me amordazó y amarró mis manos, acto seguido se quitó el tocado y me lo puso, tomó el cuerno que nos habían dejado para cualquier emergencia y sopló.
Sentí que el mundo me daba vueltas me di cuenta que, siendo de noche y con el tocado en la cabeza, era casi idéntico al Finazámaany, nadie se daría cuenta del error sino cuando yo estuviera muerto.Ahora estoy corriendo por mi vida, escucho como los caballos se acercan, no puedo gritar solo correr, espero que alguien, quizás mi padre se de cuenta que yo no soy el Finazámaany, sino fuera a perder mi vida me daría risa la situación ahora tengo todos los peligros del Finazámaany pero ninguno de los beneficios. Me detengo un momento trato de quitarme la mordaza, tengo sed y estoy cansado. Cerca de mí veo la luz de las antorchas ya se acercan, creo que voy a morir y no tengo ni lágrimas para derramar, espero tener mejor suerte la próxima vez.





[1] Un faert equivale 2,79 metros

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