martes, 13 de febrero de 2007

Maneras de utilizar el dedo

Estes un sentido homenaje a un gran maestro y amigo, CONSTANTINO GUTIÉRREZ, no sé si lo ha publicado pero quisiera que por lo menos desde este humide rincón se empezara a leer algo de él.
INTRODUCCIÓN


No piense usted que, lo que se aventura leyendo, sea producto de una profunda planificación analíticamente premeditada. No. No sé que cosa guía esta escritura; aparece como producto del tiempo, de la presión inevitable ante los requerimientos intraducibles e ininteligibles de la sociedad actual, aún a sabiendas de que en tiempos antiquísimos sí se podía constatar (aunque inocentemente) qué quería la sociedad con el usuario respecto a su momento histórico correspondiente.
Hay tanto conocimiento positivo acumulado, que se demora a pesar de la represión urgente de lo efímero, consumible y contingente que nos imponen la trayectoria histórica hasta ahora ocurrida. A su vez, esas aproximaciones cognitivas se han superespecializado tanto que se han alejado de las tentativas cotidianas y pop-ularizables para comprenderlas, que cada vez amenaza con una profunda reinvolución donde renegación – obediencia y hedonismo irían de la mano llevándonos al oscuro despeñadero.
Por todo esto, esta expresión está urgida de visionar que estamos inmersos en la relación sensible estimativa que une nuestra mente (y nuestra propuesta enfatizará en que esto se explicita en la falange ósea índice) con la realidad. Ahora más que nunca esto se hará más claro. Pero también enceguecerá la luz nuestros ojos el que los intentos por encontrar una explicación única, absoluta, nunca culminarán y mucho menos si se consideran en cualquier momento poseedores de la verdad, distribuidores de los puestos en el metro estructural de la existencia humana (tantos requiebros históricos lo reforzarán aún más).
Entre lo externo y lo interno (lo externo-interno y lo interno-externo, lo externo-externo y lo interno-interno), entre lo público y lo privado (y sus combinaciones), que brotan a partir de las manos representadas y las manos ahí sensiblemente partes nuestras; dicho de la misma manera (para hacer algo sorpresivo) confrontaciones que nos pueden escanciar nuestras fuerzas y vidas sin ningún resultado a favor del ser humano, en otras palabras (para coincidir), como resolver el conflicto entre la animalidad subyacente a nosotros y las exigencias cada vez más ininteligibles que nos hace la sociedad, dentro del radicalismo freudiano que no podemos obviar de ninguna manera, porque si él no lo hubiera propuesto (o quien lo hubiera hecho) quién sabe dónde estaríamos con nuestras manos (incluidos los dedos y el dedo).
Retomando los cabos entresacados, el conflicto y sus confrontaciones, la animalidad y la racionalidad y Freud fundante y entrelazándolo todo no aparecen como el intruso en la fiesta al cual nadie invitó pero que sin él no podría haber fiesta? Ha aparecido claridad sobre las energías necesarias para tamaña resolución que hacen necesario la irrupción abrupta y subrepticia de que es mejor olvidar la dicotomía citada así como... ¿ qué es más importante los dedos, el dedo o la mano? Preferiríamos los pies a los dedos, o primero nuestra existencia que cualquier privilegio falángico óseo? Es de tanta magnitud el problema que nos ocupa que (sin que usted lo note) él (el dedo) está ahí presente de manera inconsciente (pero efectiva, sensible) presto ( como a defenderlo de enemigos por la espalda) a ser protagonista en la resolución de este magno embrollo. ¿Pero, no estaríamos ante el umbral de algo desconocido que no queremos atravesar como es el hecho de ya no poder asumir individualmente nuestras vidas si no nos hacemos conscientes de él (el dedo), es decir, el miedo a asumir individualmente lo desconocido tras él (el dedo)? Ahora, si lo supiéramos no habría problema alguno en tal forma que, sin usted darse cuenta su dedo (siéntalo) está anónimamente alerta?
Para terminar este escarpado reconocimiento, habría usted aceptado estas especu-lucubraciones, si usted mismo no presintiera que algo extraño y atrayente lo impele a continuar confrontando (y ahí está él, sin que lo sienta) con su dedo en esto?
No se ha iluminado ahora suficientemente la confrontación entre lo sensible y su autorreflexión, que sólo puede seguirse concreta y abstractamente con la mediación del accionar de la experiencia sensible y que por lo tanto es preferible habérnosla con lo estético (que entre otras es lo más cercano que tenemos a la mano y, por lo tanto, al dedo) que con la realidad?


MANERAS DE USAR EL DEDO EN SITUACIONES APARENTEMENTE ABSTRACTAS PERO NECESARIAMENTE CONCRETAS, SIN USAR LA FUERZA DE VOLUNTAD, Y SALIR INVICTO.

Morfología estética (irrupción abrupta, subrepticia y breve de por qué lo estético y no la realidad)



Figura 1
Creo necesario repantigarnos en demostrar que esta vida no paga sólo con el dinero (o la plusvalía) ni es tan difícil para usted percatarse a partir de esta imagen realizada en la prehistoria humana (Fig. 1) que nuestra temática en ciernes está incluida dentro del rango de la experiencia sensible. Evidentemente fue un acto extraordinario y sorprendentemente lo realizado: la mano representada observando al hombre que la imprimió. La mano externa al hombre, por no decir independiente al mismo hombre, y para fines posteriores en este expraxo independiente totalmente. A esta representación contribuyeron los dedos porque estos (ya lo sabemos) forman parte de la mano, y esta no sería ella misma sin estos previos constitutivos que a la larga la definen.
Más delante de este suceso pre-milenario de apreciación sensible, encontraremos otra objetivación específica y explícita en la obra realizada en el cincueccento italiano (Fig. 2), y que sí nos deja entrever la verdadera formación de la mano, o visto de otra forma (para lo mismo), cuál es lo peculiar del dedo o falange ósea índice que intenta reproducir la causa que nos trajo aquí (a esta vida o a este libro).
Podríamos encontrar una imagen homologa para nuestros tiempos en manos de lo fácilmente estético o de la estetización difusa a la manera de R. Givone, pero he ahí el problema... que conlleva a intentar comunicar el peligro existente y encerrado ahí, puesto que hallarla haría pensar que los dedos (que hacen la mano) estuvieran por fuera de lo espacio temporal, ajenos la problemática existencial, casi como dioses.
Por todo esto, se hace necesario tener en cuenta las categorías de lo abstracto y de lo concreto con su inexorable correspondencia dialéctica; de no ser así, las veríamos separadas y convertiríamos en problema humorístico algo tan serio como la vida misma, la vida del mundo, que, como veremos, el dedo, sólo uno de ellos, con su ansioso deseo de fundar, plasmar, configurar, presentir, confirmar, etc (podríamos decir que cualquier acción instauradora le compete) ha configurado de todas, maneras, y es en él y su contexto donde podríamos encontrar la superación del conflicto.La relación sensible de la realidad externa e interna (y las consabidas combinaciones), se dialectiza en términos de la confrontación objetividad / subjetividad objetiva u objetividad / subjetividad subjetiva, cosa que ha sido así en todo el devenir histórico y que esto es lo única que nos queda, angustiosamente, como el agarradero momentáneo (aunque esto puede ser visto desde otros ángulos bienvenidos a la interacción sensible) para la mente pop-ularazible y no privilegiada por la comodidad de los metalenguajes de condiciones abstractas sin referentes concretos, desde lo masivo y totalizador de cualquier razón que se pretenda erguir como la panacea a los problemas abstractos areferenciales actuales de la humanidad. Es de esperarse a continuación en este reconocimiento instaurador un estudio morfológico rápido y profundo de la realidad sensible en el punto urgente de la actualidad simbólica pop-ular, contextual izándose en tridimensionalidad pública alrededor del eje falángico-óseo-índice como punto intermedio entre la estimación sensible y la alejada realidad.

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