viernes, 16 de febrero de 2007

La identidad nacional e identidad humana

La Paz de Westfalia de 1648 es considerada como el momento histórico en que nacen los Estados Nacionales o Estados Modernos. En ese instante, casi arbitrariamente, se distribuyó el territorio de Europa de acuerdo a ciertas necesidades políticas que provenían, no en menor medida de conflictos culturales e ideológicos. Esta paz fue consecuencia directa de la guerra de los treinta años, que llegó a involucrar a media Europa alrededor de problemas netamente religiosos.
Detrás del conflicto religioso, sin embargo, subsistía el conflicto generado por las diversas formas de ver el mundo y de aplicar la política, la ciencia, el arte y, en general la sociedad. Esto desembocó, obviamente, en la búsqueda desenfrenada de quién era el hombre occidental, más exactamente el hombre europeo, y que vino a dar frutos varios siglos más adelante con la aparición del romanticismo que no era más que una mirada a un pasado, en algunos casos mitológico, a fin de poder determinar desde la preponderancia cultural, étnica, científica, política, etc.
Antes del tratado de Westfalia no se encontraba un acendrado nacionalismo que embargara territorio, población y gobierno, las tres características de un estado moderno. Es así como vemos que los galos no eran propiamente estado a pesar de vivir en un mismo territorio y hablar una misma lengua, cada quien tenía un gobierno diferente y, por otro lado, el decadente estado romano tampoco era un estado moderno puesto que, a pesar de imponer su forma de gobierno sobre los territorios que anexionaba, no se poseía ni la misma lengua y mucho menos pertenecían a un mismo grupo étnico.
A partir del siglo XVII se empieza en forma a generar lo que en estos momentos conocemos como nación o patria[1]. Esto obedece a varias razones, entre ellas el protestantismo religioso y la aparición de la imprenta[2].
No vamos a estudiar los fundamentos teológicos de la reforma y la contrarreforma simplemente las citamos como movimientos intelectuales que generaron una forma diferente de verse el hombre dentro de su propio contexto.
Hasta la aparición de Lutero y Calvino, la religión católica era la predominante en Europa. Esta tenía como sede Roma aglutinando espiritualmente al resto del continente sin tener en cuenta a los gobernantes del territorio, en más de una ocasión sus fallos influían por encima de estos. Cuando aparece la reforma esta buscaba una forma diferente de interpretar las sagradas escrituras apartándose de lo predicado por Roma. Si bien es cierto que en un principio no se buscaba separarse del papado esta escisión no duro mucho para aparecer debilitándose en gran medida el poder que Roma ejercía sobre Europa.
Esta forma de pensar nació a partir de una nueva forma de leer y una nueva forma de acceder a los textos. Esto nos lleva al segundo punto que incide en la aparición de los estados nacionales. Con la aparición de la imprenta el libro fue más accesible a el pueblo en general pudiendo tener una familia inclusive una Biblia en el idioma de cada país[3].
Más adelante se puede observar que dentro de estos planteamientos se encontraban los gérmenes de la revolución francesa de 1789, pero ese estudio desbordaría totalmente el asunto que se pretende tratar acá.
Estas dos circunstancias generaron que el hombre se diera cuenta de su entorno y pudiera sentirse que pertenecía a un lugar no solamente por nacimiento sino por lengua, cultura, religión y gobierno. En esta conclusión, como se observó, jugó un papel importante un artilugio mecánico: la imprenta. Teniendo esto en cuenta es necesario entender que los cambios técnicos y tecnológicos afectan la forma como el ser humano entiende su propia realidad. De ahí deducimos que la aparición de tecnologías como el internet, los video juegos, la comunicación celular, la televisión, etc, perturban el sentido de identidad nacional y/o patriotismo que se posea.
Esto no se debe tener como algo negativo de por sí. Es un hecho con el cual se tiene que vivir y que nos impulsa más bien a buscar nuevas concepciones de nación y patria. A través de esta ponencia pretendo demostrar que la modernidad, entendiéndose esta desde el punto de vista filosófico y tecnológico, transforma nuestras relaciones con el entorno social cercano (familia, vecinos, etc.) y con el resto del mundo.
Nación y patria
Es común que entendamos que cuando se habla de nación y patria se entienda igualmente que se habla sino de lo mismo de sinónimos. A pesar de ello, la nación engloba aspectos del hombre que no tienen que ver con la patria.
La Real Academia Española, en Diccionario Esencial de 1997, tiene tres acepciones de la palabra nación.
La primera expresa: “Conjunto de los habitantes de un país regido por el mismo gobierno”
Mientras la tercera dice: “Conjunto de personas de un mismo origen étnico y que generalmente hablan un mismo idioma y tienen una tradición común”
Por lo que va de patria tiene dos acepciones. En la primera habla de: “Tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos”
En la segunda habla de: “Lugar, ciudad o país en donde se ha nacido”
Como podemos ver cualquier idea de nación lleva dentro de ella misma un componente netamente humano como principal motor de existencia. Por su parte la noción de patria, aunque obviamente no desecha el aspecto humano, posee un alto componente geográfico (llámese ciudad o país) los vínculos humanos que aparecen en la patria son creados de manera externa y, en cierta medida, consciente por parte del hombre. Por otro lado la nación se genera a partir de la interioridad misma de él, es su lengua, sus tradiciones, su raza[4].
Estos puntos son esenciales al entrar a analizar la identidad del humano con su nación y con su patria. Estos valores son los que van a ser transformados por las nuevas formas de acceder a la tecnología.
Cultura, identidad y tradición
La Ley general de cultura en el numeral primero de su artículo primero define la cultura como sistema de características netamente internas. Más exactamente asevera:
“(...) 1 Cultura es el conjunto de rasgos distintivos, espirituales, materiales, intelectuales y emocionales que caracterizan a los grupos humanos y que comprende, más allá de las artes y las letras, modos de vida, derechos humanos, sistema de valores, tradiciones y creencias”[5].
Por su parte en el numeral segundo de ese mismo artículo manifiesta:
“(...) 2. La cultura, en sus diversas manifestaciones, es fundamento de la nacionalidad y actividad propia de la sociedad colombiana en su conjunto (...). Dichas manifestaciones constituyen parte integral de la identidad y la cultura colombiana (sic)”[6]
Por otra parte en el artículo 4º define patrimonio cultural de a Nación como que “(...) está constituido por todos los bienes y valores culturales que son expresión de la nacionalidad colombiana tales como la tradición, las costumbres y los hábitos (...)”[7]
Del análisis de estos artículos podemos concluir que la ley confunde la identidad nacional con la cultura de la nación. Es apenas obvio que, en su carácter abstracto y general, la norma no tiene en cuenta ni debe tenerlo las particularidades con las que vivimos día a día.
Sin embargo, es necesario entender que la identidad de un pueblo es todo aquello que lo distingue de otro, una de las cosas que lo distingue es la cultura y esta va desde la literatura hasta la forma como se prepara un alimento en especial. Todo esto se encuentra englobado en lo que realmente somos e incluye la forma como hablamos tanto como incluyen las tradiciones a través de las cuales nos formamos.
Un punto muy especial que merece toda nuestra atención es lo referente a la tradición. La tradición es algo intangible que solamente se puede observar a través de actuaciones específicas en momentos específicos, verbigracia el carnaval. La tradición pervive por la misma sociedad en la que existe y nunca viceversa.
Es muy común encontrar discusiones sobre la “desaparición” de la tradición por el simple de hecho de cambiar un aspecto de la actuación. Pero si se tiene en cuenta que la sociedad cambia conforme va avanzando la historia, es lógico entender que la tradición igualmente debe cambiar.
Es así como encontramos que la Real Academia Española de la Lengua, dentro de su definición de Tradición toma esta como transmisión de noticias, etc, que va de generación en generación[8]. Como vemos en ninguna parte aparece un elemento que nos implique estatismo o congelamiento de las cosas que nos obliguen a mantener un statu quo eterno.
También en este aspecto es necesario entender que el cambio de circunstancia generará un cambio en la tradición. Y en este punto quiero recalcar la palabra cambio no implica desaparición, aunque este cambio sea de tal magnitud que si se observara la tradición modificada por parte de un miembro antiguo este crea que no es la misma.
También es importante acotar que este cambio no puede ser del concepto de la tradición, esta parte si es inmutable ya que debe generar las mismas sensaciones, fe o significado para la nueva generación como en su momento generaba la tradición no mutada para la generación anterior.
Esta circunstancia es necesaria en la supervivencia de cualquier sociedad. Lo observamos en cualquier aspecto de la sociedad, desde la forma en que se desarrolla la liturgia religiosa hasta en la manera como se presentan los acercamientos sentimentales.
Hibridismo latinoamericano
Para poder entender la incidencia que puede tener la modernidad dentro de nuestra sociedad latina es forzoso comprender que Latinoamérica es un híbrido cultural nacido a partir de la mezcla de Europa, África y América precolombina.
El sociólogo Néstor García Canclini en su obra Culturas Híbridas hace un excelente estudio sobre este aspecto.
Explica en dicha obra que la modernidad y la posmodernidad no se vivieron ni se viven en Latinoamérica de la misma manera y bajo los mismos aspectos que la europea. Al respecto manifiesta:
“Una primera tarea es tener en cuenta las discrepantes concepciones de la modernidad. Mientras que en el arte, la arquitectura y la filosofía las corrientes posmodernas son hegemónicas en muchos países, en la economía y la política Latinoamérica prevalecen los objetivos modernizadores (...)”[9]
Esta irregular forma de recibir y entender los procesos proviene precisamente de la mezcla de identidades y culturas de donde provienen nuestros países. Si bien es cierto que durante el siglo XIX, y en algunos aspectos aún en la actualidad, la élite intelectual prefiere la cultura europea sin tener en cuenta la problemática y el acervo cultural local, no es menos cierto que, con la aparición de la modernidad, se dio un viraje ideológico empezando a mirarse el latino a sí mismo y sus capacidades. Es así como vemos que si Darío le cantó a Capoulicán con formas extraídas de Europa ahora podemos escuchar al cantante Cabas reinterpretar sones como la cumbia con apoyo de la música electrónica.
Al respecto Canclini menciona:
“En varios casos, el modernismo cultural, en vez de ser desnacionalizador, ha dado el impulso y el repertorio de símbolos para la construcción de la identidad nacional”[10]
De todas maneras es inevitable que aceptemos que somos naciones que aún nos encontramos en la búsqueda de nuestra propia identidad. Esto implica, como en toda búsqueda, equivocaciones y éxitos. Implica igualmente que somos más permeables de lo que pretendemos a experiencias e influencias externas. Por ello es necesario utilizar esta aparente debilidad y convertirla en fortaleza[11].
Por otro lado, un ingrediente que se debe agregar a esta situación es la inestabilidad política de nuestros países y los factores de violencia que afectan a la sociedad latina, y muy especialmente a nuestro país. Encontramos situaciones como la del desplazado, persona que es extraída de su entorno natural de manera forzosa ya sea por la imposibilidad de mantenerse económicamente en él o por verse obligado por cualquier grupo armado. Podemos observar en las calles de Barranquilla a grupos de indígenas provenientes de Nariño, vestidos como es su costumbre y hablando entre ellos su propio idioma. Este ingrediente complica aún más la búsqueda de nuestra identidad ya que actualmente no existe catalizador político ni cultural que pueda mediar entre el desplazado y el habitante de la localidad.
Esto genera un desarraigo y desconocimiento de las personas que conviven con el lugar. Todo esto trae como consecuencia una pérdida del sentido de compenetración social agudizando brechas económicas y culturales que nos ponen trabas al momento de poder unirnos como sociedad.
Últimas tecnologías e identidad
Las últimas tecnologías han podido hacer que la llamada “aldea global” se sienta a la vuelta de la esquina. No es raro escuchar en una conversación que muchachos digan que tiene una cita virtual con su novio (a) o amigo(a) virtual. Persona esta que no vive, en muchos casos, ni siquiera en el mismo continente. La velocidad del envío de información es tal que se pierde en cierta manera el sentido de la distancia. El intercambio cultural que vivimos es impresionante e implica asumir una posición crítica sobre estas “nuevas” situaciones.
La existencia de esta forma de comunicación no implica la desaparición de nuestra sociedad para llegar a una identidad mundial. Implica una aceptación de nosotros mismos con nuestra realidad para poder enfrentar otras formas de ver el mundo.
A mediados de la década pasada la sociología entendió que “las transformaciones culturales generadas por las últimas tecnologías y por cambios en la producción y circulación simbólica no eran responsabilidad exclusiva de los medios de comunicación”[12]. Es decir es nuestra responsabilidad como individuo afrontar los cambios que nos pueden traer la utilización, uso y abuso, de las nuevas tecnologías.
Para Canclini esto causa la desaparición del espacio público, plaza, parque, como lugar de encuentro de las personas pasando a ser desplazado por las comunicaciones en línea, chats, etc. Así mismo el entorno del individuo disminuye su área de desarrollo restringiéndose a su entorno doméstico.
“(...) “aparecer en público” es hoy ser visto por mucha gente dispersa ante el televisor familiar o leyendo el diario en su casa”[13].
A pesar de estas acotaciones Canclini no considera que esta forma de vivir la modernidad esté sustituyendo las formas anteriores de vivir la misma realidad. Al contrario es necesario que se reorganice nuestra estructura de pensamiento de acuerdo a los cambios que acaecen a diario. Es decir, hay que aprender a vivir con los cambios no por causa de ellos.
Tan es así que considera que “la remodelación tecnológica de las prácticas sociales no siempre contradice las culturas tradicionales y las artes modernas. Ha extendido, por ejemplo el uso de los bienes patrimoniales y el campo de la creatividad”[14]
No podemos ver a la tecnología como el monstruo ya que a la final es el ser humano quien la crea, quien decide como y por qué usarla. Bajo ningún aspecto la tecnología debe ser nuestra enemiga, al contrario, puede ser un arma poderosa para amalgamar a la sociedad latina bajo nuevas formas de pensarse a sí misma.
Una de las consecuencias de esto es la posibilidad de que las obras artísticas ya no se queden única y exclusivamente en un sector de la población sino que puedan ser manejadas y conocidas por una fracción más amplia de la misma. Lógicamente esto redunda en una mayor cohesión como individuos que pertenecen a un mismo grupo social y fortalece las conexiones entre ellos.
A pesar de todo existen posiciones contrarias que pregonan los peligros de la tecnología como barrera para crear verdaderas relaciones humanas. La amplia industrialización y el poco “tiempo libre” como se entendía anteriormente crean, para estos estudiosos, unas necesidades muy particulares de cada individuo esto, a su vez, trae como consecuencia una desaparición de las relaciones humanas como tal colocándose como intermediario el artilugio electrónico y estableciendo un “espacio propio” donde no interesa realmente lo que sienta o piense el otro sino como puedo yo solucionar mis propios problemas.
Esta situación se basa en la utilización de las imágenes, ( video, cine, publicidad, cine, etc) como herramienta alienante del hombre. Separándolo de sus congéneres y obstaculizando el encuentro de una identidad que aglutine un grupo social concreto.
Es claro que está situación se da en mayor medida en las sociedad avanzadas en las que se crean “sociedades subculturales” en las que no importa realmente quien es la persona que tengo al lado sino que función tiene dentro del sistema en que me muevo.
Un caso de esta situación se da dentro del grupo de fanáticos de una serie de televisión o película (Star Wars o Viaje a las estrellas), que llegan a comportarse y a vestirse en su vida pública y privada como lo hacen los héroes de sus historias. Se reúnen en “Convenciones” en las que intercambian objetos que no corresponden de ninguna manera a un uso práctico en la realidad pero que, para ellos, llega a ser fundamental dentro su cotidianeidad.
Es claro que este tipo de alienación aún no ha llegado profundamente a nuestras sociedades. Sin embargo, se dan casos aislados y específicos, sobre todo en las grandes urbes, donde se pueden encontrar pequeñas comunidades que escuchan, se visten y oyen cosas que no corresponden a su identidad cultural. Pero esta actitud, que se da sobre todo en los jóvenes, más que alienante es una actitud de rechazo a lo impuesto y un síntoma de la búsqueda incesante del latino por averiguar quien es realmente y para donde quiere que vaya la sociedad en que se mueve.
Aún existiendo el “peligro” arriba anotado, seria necio por parte de nosotros como sociedad dar la espalda a la tecnología para iniciar la búsqueda de una identidad que no vamos a encontrar sino sabemos utilizar estos medios actuales. Esta llamada de atención es más que todo eso. Un momento para que no perdamos de vista los riesgos que existen de ser absorbidos por los medios a tal punto que se de un proceso de des – humanización que conlleve un enfrentamiento con nuestra propia cultura ( que si existe aunque no esté perfilada nuestra identidad) y nosotros mismos.
Nuestra ciudad, por ejemplo, es una ciudad que histórica y geográficamente se ha visto expuesta a la llegada de influjos extranjeros. Haciendo igualmente de lado las discusiones que se dan alrededor de estos temas, por la “Puerta de oro” ingresó la salsa, la aviación junto al correo aéreo, el fútbol, y, en general la mayoría de las importaciones que hacía el país hacia finales del siglo XIX y mitad del siglo XX. Es decir, la mayoría de los aspectos culturales y tecnológicos que transformarían y moldearían a Colombia en el pasado siglo. O sea que para el barranquillero no es extraño recibir las influencias de otras regiones y otros países para apropiarlas, hacerlas parte de su cotidianeidad y vertirlas dentro de su propio acervo cultural.
Esto genera dos cosas, por un lado el barranquillero puede tener la inteligencia para desenvolverse en cualquier otro lugar pudiendo llegar a dominar su entorno. Por otro lado esta misma “inteligencia” lo pone en riesgo de perder la conexión primaria con su patria chica, con Barranquilla.
Sin embargo, esta última situación no ocurre a menudo. Esto es porque, desde su fundación Barranquilla fue un lugar de encuentros. Como lo señalo arriba, igualmente de entrada de información y material cultural diverso. Es quizás la ciudad más híbrida de nuestro país, partiendo del hecho que no es raro encontrarse en la ciudad con descendientes de inmigrantes que, sin olvidar de donde provienen, se sienten barranquilleros. Este caso se daba hacia mitad del siglo XX con los libaneses e italianos y más recientemente con inmigrantes del interior del país.
Quiero ser claro. No quiero comparar Barranquilla con Bogotá. La capital del país por su tamaño, importancia política, y cantidad de habitantes, es considerada cosmopolita esto implica la convivencia de personas provenientes de muchas partes. Lo que planteo es que Barranquilla es híbrida puesto que dentro de su formación concurren una diversidad cultural que va más allá del simple encuentro entre españoles, indios y negros.
De hecho en lo que hoy se conoce como el departamento del Atlántico existían una serie de asentamientos indígenas, de raíces mocaná pero que, a parte de ello, no tenían una unidad. Cada uno tenía cacicazgos y ritualidades independientes.
Por otra parte las inmigraciones que se dan en Barranquilla son posteriores a la guerra de independencia, por tanto la directa influencia española está más atenuada que en otras ciudades recibiendo mayor influencia de Italia, Alemania, Líbano, Siria, etc.
Por último de igual manera que no recibimos, por simple sustracción de materia, influencia colonial española como tal, tampoco recibimos influencia africana directa, proviniendo esta de Cartagena.
Quizás somos los habitantes de Barranquilla los colombianos más preparados para afrontar estos retos sin perder nuestra identidad y generando ,a su vez, la amalgama que tanto necesitamos para poder sentirnos definitivamente como latinos, de forma completa y absoluta.
Conclusión
Norman Muller es un hombre común, que tiene una vida común con su esposa y sus hijos, su trabajo no es nada especial y no tiene ningún tipo de sobresalto. En resumidas cuentas es un hombre desconocido que vive una vida anodina y común. Sin embargo todo cambia cuando dos policías aparecen en la puerta de su casa a informarle que Multivac, la gran computadora que controla las condiciones de la vida de todo el planeta lo había escogido para ser el votante del año. La tecnología había avanzado tanto que una persona cualquiera, respondiendo una pregunta cualquiera podía escoger al presidente de los Estados Unidos. Todo se basaba en los infinitas conexiones electrónicas que tenía la supercomputadora Multivac. Ese día cambió la vida de Norman Muller para que pudiera responder a la pregunta: ¿ qué le parecen los precios de los huevos?. Pregunta a partir de la cual Multivac iba a decidir qué político sería escogido como presidente de los Estados Unidos de América.
Claire Belmont era una mujer menos que normal, que nadie tomaba en cuenta hasta que apareció en su vida Tony el último robot androide creado por el hombre. Tony fue capaz de transformar no solamente la forma en que ella vivía y se vestía sino hasta como hablaba y se desenvolvía en la sociedad haciendo que esta no solo ascendiera en la escala social sino que consiguiera la autoconfianza y la determinación que siempre le había hecho falta en la vida.
Estos son los argumentos de dos cuentos del ilustre escritor, historiador y científico Isaac Asimov responsable de concepciones como las tres leyes de la robótica que trascienden la ficción para entrar en la realidad[15].
Eco manifiesta en su obra ya citada que la ciencia ficción “no permanece nunca en una placentera justificación de lo factual, sino que mantiene una tensión utopística, una función alegórica y educativa”[16]. También piensa que la Ciencia Ficción “no puede sustraerse a una función pedagógica”[17]
Es por ello que traigo a colación estas dos historias para dar fin a mi exposición.
Como podemos ver en ambas historias la tecnología y sus usos son utilizados para transformar la vida de los protagonistas. En el primer caso hasta entra a definir la vida política del país más poderoso del mundo en la actualidad. Esta utilización obviamente tiene repercusiones en la forma como se plantean las relaciones entre los humanos. En el primer caso hay una tensión increíble por parte del protagonista al desconocer qué pregunta le van a hacer y si su respuesta da como resultado la escogencia de un buen o un mal presidente y en el segundo caso hace hasta se da una especie de “venganza” por parte de la protagonista en contra de otra mujer que siempre le había hecho la vida imposible.
Esto debió generar en su momento un cambio de la forma de apreciar la realidad pero en ningún momento en estas historias se puede observar que estos cambios tecnológicos hayan afectado la identidad de los protagonistas como miembros de una sociedad. Ellos no dejan de ser humanos y, sobre todo en la primera historia, pertenecientes a una nación que tiene un gobierno y que se encuentra circunscrita a un territorio.
No tenemos que olvidar, como bien lo dice Umberto Eco en su libro Apocalípticos e integrados que la televisión no es un género artístico ni mucho menos, es un “servicio”, “un medio técnico de comunicación a través del cual se pueden dirigir al público diversos géneros de discurso comunicativo”[18]. En pocas palabras no es la televisión, y mucho menos el internet y los demás artilugios electrónicos, quienes nos controlan a nivel individual, somos nosotros quienes lo hacemos. Es necesario tener claro que si la identidad no la buscamos como individuos jamás la encontraremos como sociedad y que las transformaciones que suframos a raíz de la modernización solamente tendrán repercusiones negativas en la medida que así lo permitamos.
La tecnología nos cambia. Cambia nuestros hábitos y cambia nuestras necesidades. Pero la incidencia de estas circunstancias dentro de nuestra identidad como nación y de nuestros deberes hacia nuestra patria no se encuentra realmente determinada por ella misma. Se encuentra explícitamente ligada a nuestra intencionalidad como persona y esta decisión va a encontrar resonancia dentro de nuestro entorno social cercano en primer lugar y por último en nuestra sociedad como tal.
Hemos visto que la tecnología es un “servicio” y es una herramienta. Es el hombre que se coloca delante de ella la que puede convertirla en un arma alienante que determine el futuro de su pueblo o un instrumento útil para el amalgamiento de su entorno social y podamos realmente ser nosotros.
También hemos notado como el barranquillero es un hombre proveniente de múltiples partes. Es necesario que asumamos como miembros de esta ciudad, el reto de poder seguir recibiendo las influencias provenientes de otros lugares, aceptemos los adelantos tecnológicos y apropiemos tanto la una como los otros dentro de nuestra propia identidad de “seres de curramba” a fin de poder hacer frente a los retos que nos depara el futuro.
Todo esto nos presenta al barranquillero como alguien creado por la conjunción de elementos totalmente diversos para generar algo totalmente diferente. Esta es la fortaleza de la que toca hacernos conscientes. Como lo hemos anotado, somos, quizás, los más preparados del país para aceptar los cambios del mundo sin afectar nuestro desarrollo como barranquilleros y colombianos. Esto, si bien nos coloca en un lugar de privilegio, también nos da una serie de responsabilidades ante el país y el mundo, ya que es importante aprender a diferenciar las influencias negativas de las positivas y poder decantar estas en busca de una mejor ciudad y una Colombia como todos la deseamos.
Es nuestro deber como hombres, ciudadanos barranquilleros y colombianos, del siglo XXI entrar a definir de una buena vez esta utilización de la tecnología y encaminar en debida forma la modernización de nuestro entorno. Que en este siglo se pueda decir de manera clara y específica “soy colombiano” englobándose en esas dos palabras todo lo que vivimos y que queremos para el futuro de nuestra patria. La tecnología no debe hacer que mi corazón deje de latir al ver la bandera de mi país, pero si puede hacer que pueda enviar esa misma bandera a cualquier lugar del mundo orgulloso de quien soy.
Por último quiero anotar que la globalización en ningún momento debe implicar una desaparición de las naciones en beneficio de un identidad global imposible sino el acercamiento y disfrute de las ventajas del conocimiento mutuo de múltiples formas de ver nuestra gran esfera verde. La apreciación de nuestro mundo como una casa global con infinidad de cuartos totalmente diferentes pero comunicados entre sí por el lazo más importante que pueda existir: el hecho de ser humanos.
Bibliografía

Umberto Eco, Apocalípticos e integrados. Edit. Lumen Tusquets. Barcelona 1995
Néstor García Canclini. Culturas híbridas, estrategias para entrar y salir de la modernidad. Pág. 19. Editorial Grijalbo. 1990.
Ley General de Cultura, Ley 397 de 1997. Pág. 7. Imprenta Nacional. Bogotá. 1997.
Gugliemo Caballo y otros “Historia de la Lectura occidental” Pág. 334, 1ª edición en español, Editorial Taurus, 1998.
Real Academia Española, en Diccionario Esencial, Madrid. 1997.
Carl Grimberg. Historia Universal. Descubrimientos y reformas. Tomo 6. Círculo de Lectores. Bogotá. 1984
[1] Conceptos estos que a pesar de ser usados en como sinónimos poseen características diferentes que más adelante explicaré
[2] Obviamente existen múltiples razones para la aparición del estado nacional o estado moderno, aparte de las ya nombradas. Sin embargo, me limito a estas con el objetivo de exponer más fácilmente los puntos de vista que se desarrollaran más adelante.
[3] Al respecto Jean Francois Gilmont en su ensayo “Reformas Protestante y Lectura” publicado en la “Historia de la Lectura occidental” anota que antes de parecer traducción de la Biblia en alemán de 1534 los pastores de Zurich propusieron una traducción en 1530, “(...) en italiano de Antonio Brucioli data de 1532. Ya a partir de 1526 estuvo a la venta una Biblia en Neerlandés. Pierre Robert llevó a cabo en 1535 una traducción en francés (...) el mismo año Miles Coverdale hizo otro tanto en inglés (...)”. “Historia de la Lectura occidental” Pág. 334, 1ª edición en español, Editorial Taurus, 1998.
[4] Tampoco vamos a entrar a discutir los aspectos externos de la lengua, entendemos la interioridad de la lengua madre como algo que, a pesar de ser enseñado externamente, lo apropiamos y desarrollamos internamente para hacerla nuestra, de la misma manera tomamos la cultura y la tradición aspectos que son fundamentales al momento de definir la personalidad de un individuo.
[5] Ley General de Cultura, Ley 397 de 1997. Pág. 7. Imprenta Nacional. Bogotá. 1997.
[6] Op. Cit. Pág. 7.
[7] Op. Cit. Pág. 8
[8] Op. Cit, Pág. 1083.
[9] Néstor García Canclini. Culturas híbridas, estrategias para entrar y salir de la modernidad. Pág. 19. Editorial Grijalbo. 1990.
[10] Op Cit. Pág. 78.
[11] Sin ir más lejos podemos ver el caso de Estados Unidos, un país conformado por infinidad de grupos étnicos que han tratado, en muchas ocasiones inútilmente, de convivir juntos, entendiéndose como ciudadanos entre ellos y generando acciones culturales propias como el Jazz y el Arte Pop.
[12] García Canclini, Op. Cit. Pág. 264
[13] García Canclini, Op. Cit. Pág. 269
[14] García Canclini, Op. Cit. Pág. 287
[15] Las tres leyes de la robótica, creación de Asimov, son utilizadas actualmente dentro de la elaboración de robots industriales.
[16] Umberto Eco. Op. Cit. Pág. 351.
[17] Umberto Eco. Op. Cit. Pág. 352.
[18] Umberto Eco, Apocalípticos e integrados. Pág. 316. Edit. Lumen Tusquets. Barcelona 199

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